Hoy he vuelto a recordar aquella vieja higuera de la infancia; aquel bancal colmado de misterios, hogar de la inocencia, árbol entre los sueños. Todo allí eran hojas y ramas, sombras vertidas contra un muro cercano. Hierbas tenaces que florecían entre los resquicios de la piedra. Áspera piel la del tiempo. Después, el tedio de los días venideros, tiempo de cenizas, círculos y más círculos, pasillos sin salida; y un letargo…, el del agua aprisionada en el interior de oquedades de silencio. Tronco, corteza de elefante: memoria de una rama que al partirse propagó su fragancia para siempre.
Bajo aquella higuera de antaño… no existe recuerdo alguno que pueda marchitarse.
Ya tiene brotes
la rama de la higuera
Nieva otra vez
Bajo aquella higuera de antaño… no existe recuerdo alguno que pueda marchitarse.
Ya tiene brotes
la rama de la higuera
Nieva otra vez