Del haiku japonés se pueden dar unas definiciones muy técnicas en el dominio poético, o bien otras muy intuitivas. Prefiero citar dos de estas últimas para empezar, dejando la técnica para el resto de mi artículo. No estará de más abordar ahora cuestiones de base.
Usando expresiones de profesores amigos, diré que mediante el haiku se trata de captar en palabras "el pasmo de la naturaleza" (Fernando Cid); y también que el haiku es como ese dedo índice de un niño pequeño que, mientras señala algo, dice "¡Mira, mamá!" (Vicente Haya).
Se puede hacer una teoría casi interminable sobre los haikus, que degeneraría en casuística. Para no perdernos, prefiero presentar brevemente diez ideas matrices en torno al haiku japonés (cinco sobre la expresión, y cinco sobre el contenido), que integren una especie de decálogo -no preceptivo, sino orientativo-. Y luego aplicaré estas ideas a un poema concreto.
(Nota: las cifras que van del 1 al 4 entre paréntesis se refieren al documento adjunto de escritura japonesa). Pasamos ya al aludido decálogo:
I. MÉTRICA. El haiku clásico japonés -y un 90% del moderno- se construye sobre una pauta métrica de 5 / 7 / 5 sílabas, que asegura un ritmo cadencioso de las palabras. En el haiku español (ya sean traducciones u obras de creación) dicha pauta nos resulta también válida, sirviéndonos en su composición de nuestras normas prosódicas.
II. KIGO o "palabra de estación". El haiku debe tener un vivo sentido de naturaleza, que se puede conseguir -sin obligatoriedad alguna- mediante cierta palabra relacionada con alguna de las cuatro estaciones climáticas, o bien con las fiestas de Año Nuevo. Así por ejemplo: "flor de cerezo" evoca la primavera.
III. KIREJI o "palabra(s) de cesura". El haiku no usa signos de puntuación ni blancos entre una palabra y otra, sino -discrecionalmente- ciertas breves palabras que marcan algún corte o pausa entre las diecisiete sílabas del conjunto. Por ejemplo: es frecuente el kireji japonés "ya" al final del primer verso -como la quinta sílaba del mismo-, y la suave exclamación "kaná" -como kireji de cierre-, al final del tercer verso y del poema. Los kireji son prácticamente intraducibles.
IV. INDISTINCIÓN GRÁFICA de mayúsculas y minúsculas. No existen en japonés esas letras mayúsculas que convencionalmente usamos para nombres propios, etc. Es posible que -a imitación del japonés- queramos escribir haikus en español enteramente con minúsculas y sin signos de puntuación, pero eso equivaldría a empobrecer nuestro lenguaje. En cualquier caso, no podemos prescindir de los blancos entre palabras.
V. LÉXICO USUAL. En el haiku, según dijo el maestro Bashoo (s.XVII), "se emplean palabras de uso corriente", y no un léxico rebuscado, o muy aristocrático, o muy técnico.
VI. SHASEI, o "esbozo de la naturaleza". El haiku es una mirada abierta a la vida de cada día, como en el caso de un pintor que continuamente usara su libreta de esbozos. Se trata de captar lo singular e instantáneo de algo que, en su entorno diario, llama la atención del "haijin" o autor de haiku.
VII. NO-PROTAGONISMO DEL SUJETO. El haiku no es un cauce para desahogar la subjetividad de su autor. Por el contrario, este debe ser lo más objetivo posible, para llegar a convertirse en una especie de notario que da fe de los hechos naturales tal como ocurren. Todo ello no impide que haya buenos haikus expresados -directa o veladamente- en primera persona. Digamos que el haiku es poesía, pero no lírica.
VIII. SIN PRETENSIONES LITERARIAS. Así como no se trata de escribir en un lenguaje elegante, sino sencillamente expresivo, así tampoco se trata de hacer literatura. Por dar un ejemplo concreto, diremos que la metáfora se usa con parquedad, y que la alegoría o metáfora continuada está tácitamente proscrita.
IX. EN COMUNIÓN CON LA NATURALEZA. No se excluye la vida humana y sus asuntos, en tanto en cuanto también son naturaleza. Y como alguien puede decir en nuestro entorno "Para mí los fines de semana son sagrados", asimismo se puede decir -con un sentido más profundo y espiritual, aunque no precisamente religioso- que para el haijin la vida de la naturaleza es sagrada.
X. AWARE o sentido de sorpresa ante lo singular de la vida natural, en sus muchas manifestaciones. Es un concepto muy subrayado por Vicente Haya. En el clima de "aware", una vivencia de "descubrimiento de lo real" se cierne sobre el haiku. No vale el artificio ni el fingimiento. Priva la experiencia.
Nuestro decálogo del haiku lo medimos a continuación con el siguiente poema de Soogi (1421-1502), quien -por razones cronológicas- no escribía todavía haiku, sino "hokku" (primera estrofa de una cadena de "haikai-renga" o poemas encadenados). Pero Soogi se convirtió así en uno de los grandes precursores del haiku, como veremos.
(1) tsuki otsuru / asashio hayashi / natsu no umi ................................................................... Soogi
A la letra: (la) luna cae / (la) mañan(·era) corriente (es) rápida / de verano (el) mar
Mi traducción:
Cae la luna;
rápida es la marea:
alba de estío.
He cambiado la sintaxis, procurando conservar el ritmo. La palabra "marea" da a entender que estamos ante el mar, no ante una corriente fluvial. Pasemos a la aplicación de los puntos mencionados:
I. La métrica es de 5 / 7 / 5 sílabas, tanto en japonés como en la traducción. En el segundo y tercer verso de la traducción hay sendas sinalefas: rápida-es / de-estío.
II. El kigo está muy explícito: (2) "natsu" 'verano'. Predomina aquí sobre "tsuki" 'luna', que suele ser kigo de otoño.
III. Kireji no tiene; la terminación "-shi" del adjetivo (3) "haya·i" (para convertirse en "hayashi") 'rápido', suple en cierto modo al kireji, al final del segundo verso del texto japonés.
IV. No hay signos de puntuación en el texto original japonés. En la traducción hay un punto y coma (primer verso), y un uso de dos puntos (segundo verso).
V. El léxico usado por Soogi es transparente para cualquier hablante japonés. Son de notar las terminaciones antiguas del verbo "o·tsuru" (4) -hoy, "o·chiru" 'caer'-, y del adjetivo "haya·shi" (3) -hoy, "haya·i" 'rápido /-a'. No en vano estamos ante un lenguaje del siglo XV.
VI. Shasei. El poema nos presenta una especie de acuarela o aguada , que revela una visión atenta de la realidad por parte del artista. Aun siendo un "haiku" descriptivo, integra el dinamismo de la naturaleza: y así, la luna "cae"; la marea "es rápida". Soogi potencia el dinamismo de un verbo de movimiento, y de un adjetivo dotado de temporalidad presente.
VII. El autor en este caso no hace acto de presencia en la escena descrita, pero su persona alienta en el pulso poético de las frases.
VIII. Sin pretensiones literarias. La única pretensión que podía tener Soogi es que su poema resultara útil para encabezar una cadena de hakais; es como decir: para "fomentar la inspiración" de sus compañeros poetas. Sin duda alguna, lo lograría.
IX. En comunión con la naturaleza. Soogi percibió detalles, como que la luna "cae" o "va en declive" o acaso "se hunde" en el mar, cediendo paso al alba del día. Y observa que la marea, al contemplarla "ahora", resulta ser rápida, y no normal, ni lenta en su curso. Tal vez intuyera la interacción entre la luna y las mareas.
X. Soogi ha descubierto la sacralidad de ese momento ante el mar, y lo ha rescatado para nuestra contemplación. No tardaría luego en tomar el pincel y preparar la tinta, para comunicárnoslo tal como lo vivió.