Barlo escribió:No hay de qué, compañer@s
Yo me pregunto: ¿esas asociaciones que establecemos de los soidos de las palabras con los objetos o elementos del haiku..., no están solo en la mente del lector o del analista?
Salud
Personalmente creo, que en una grandísima parte están en la mente del lector, y más aún del analista, que siempre hará una interpretación de lo que lee.
Se muy poco de haiku, y algo de otras manifestaciones artísticas, en las que muchas veces el creador se sorprende ante lo que el observador ve en su obra, algo totalmente opuesto a la intención que puso al crearlo.
Por otro lado, creo que aunque el haijin intente no aparecer en su haiku, siempre va a dejar en él su impronta. Es como cuando dos personas, con exactamente los mismos ingredientes y medidas elaboran la misma receta, y jamás tendrá el mismo sabor la que hizo una y la que hizo la otra. Pues, con el haiku ocurre lo mismo, a mi modesto entender.
Y es que, en este caso que nos ocupa, pienso yo que, ¡que sabremos nosotros de lo que pasó por la cabeza de Basho cuando lo escribió! ... a veces las cosas son mucho más sencillas, como me ocurrió a mi con la salamanquesa que saltó al rosal. Simplemente fue eso lo que pasó, y esas son las palabras que lo expresan. Que hay muchas "sal", pues bueno, a veces retocar y dar demasiadas vueltas a las cosas hacen que pierdan su frescura, la fuerza de lo que despertó la sorpresa, y a veces en el arte, esto es más importante que el hecho de que la técnica sea perfecta. Prefiero escuchar una pieza musical interpretada con pasión y fallando algunas notas, que acertando todas las notas y sin corazón. O una pintura inacabada, en la que se ve toda la fuerza que la inspiró, a una tan perfecta y retocada que resulte relamida... Pues a nivel personal, creo lo mismo de un haiku, pero claro está, esta es solo mi opinión, y como ya he dicho, se algo de otras artes y casi nada de haiku.
Salud.