EL PODER DE LOS OJOS.
(Leyendo haikus de Bashoo y Kyoshi)
(Leyendo haikus de Bashoo y Kyoshi)
El maestro Bashoo no se cansaba de inculcar a sus discípulos que hay que "saber mirar" para crear poesía. Precisamente uno de sus más conocidos haikus -ya comentado en este espacio en diciembre de 2011- incluye literalmente esta máxima: "yoku mireba" 'si miras bien':
(1) yoku mireba / nazuna hana saku / kakine kana
Si bien la miras,
está en flor la "nazuna"
junto a la cerca.
Blyth valora este haiku como el mejor de Bashoo.
Siguiendo tan bella norma, el mismo maestro Bashoo posaba una mirada llena de curiosidad por todo su entorno, dondequiera que él se hallara. Llegó a descubrir que no había realidad alguna desdeñable para el haiku, y que la forma de mirar podía redescubrir cuanto existe a nuestro alrededor. Pasamos a considerar otro haiku suyo:
(2) kono atari / me ni miyuru mono wa / mina suzushi
En esta zona,
cuanto entra por los ojos
todo es frescor.
El maestro trataba de resumir sus sensaciones experimentadas en torno a la casa de cierto amigo, situada sobre el río Nagara; y encontró esa síntesis en el 'frescor' ("suzushi") que allí repartía el río. El segundo verso es decisivo "me ni miyuru mono" 'cuanto entra por los ojos': ahí se condensa todo el paisaje contemplado, incluidas las personas, viviendas, enseres, etc.
Dos siglos largos más tarde, el haijin Takahama Kyoshi (1874-1959) expresó ideas análogas y un idéntico espíritu en un haiku también ya famoso, probablemente inspirado en Bashoo:
(3) akikaze ya / ganchuu no mono / mina haiku
Viento de otoño.
Cuanto abarcan los ojos
todo es haiku.
La palabra 'ojo(s)' está en "me" de (2) -segundo verso-, y en "gan-" de "ganchuu" de (3) -segundo verso-. El verbo 'mirar' está en "mireba" 'si miras...'de (1) -primer verso- y en "miyuru" 'se ve' de (2) -segundo verso-. Es asimismo notable la coincidencia de la palabra japonesa "mina" 'todo' en (2) y en (3), que aparece en sus respectivos terceros versos.
¡Cuánto pueden unos ojos educados en el asombro! La realidad más insignificante puede transfigurarse en canto y poesía si es mirada con ojos de haiku. Basta con deponer la posible autosuficiencia de que "ya dominamos el tema ", y empezar -como niños curiosos- a aprender de nuestro entorno.
Fernando Rodríguez-Izquierdo y Gavala. Universidad de Sevilla.