CONSTRUYENDO UN ESPACIO EN HAIKU
Todo haiku construye un escenario, donde el haijin supuestamente se encuentra contemplando, y donde el lector u oyente a su vez se ubica para colocar la imagen, y así conectar con la inspiración del autor. Pero hay haikus que dejan ver mejor aún la trama de dicha construcción espacial. Y -por cierto- hablando de construcción y de lenguaje, es obvio que nos referimos a la sintaxis, el dominio propio de la construcción gramatical.
La sintaxis japonesa, junto a la reiteración de elementos léxicos, es la clave del arte poético vertido en el siguiente haiku (1) de Horyu:
tonbo tobu / tonbo no ue mo / tonbo tobu sora
Yo lo traduje así en mi tesis doctoral "El haiku japonés":
Vuela la libélula; / sobre la libélula hay también / un cielo donde vuelan libélulas.
Blyth ("Haiku", vol. I) da esta versión inglesa:
Dragonflies fly, -/ above them too fly dragonflies,- / in the dragonfly sky.
Más recientemente, y buscando el ritmo, yo mismo lo he traducido así:
Vuelan libélulas; / y sobre ellas, cielo / donde vuelan libélulas.
El texto original japonés se pasa en dos sílabas -de su verso final- respecto a la pauta métrica del haiku, valiéndose de una pauta anómala 5/7/7. Por esto, y por encontrarse escrito todo en hiragana (excepto la última palabra "sora" (6), que está en kanji, y es -por cierto- la que dilata la pauta métrica), me parece tratarse de un autor rompedor, del que no tengo otros datos; y que yo situaría a fines del siglo XIX, en la estela de Issa, o a principios del siglo XX. Escribir en hiragana comporta una sensación especial, a la que podemos aproximarnos considerando que así el texto se pone al alcance de muchos niños japoneses, que están aún aprendiendo kanjis.
El punto de este haiku está en la sorpresa: parece que va a hablarnos de libélulas, y en realidad acaba presentándonos la inmensidad del cielo, a través de esa imagen reiterada de las libélulas, y de la indefinición gramatical -típicamente japonesa- entre singular y plural. De algo muy pequeño -como son los insectos-, nos hace elevar la mirada a la grandeza inmensa del cielo.
Las reiteraciones léxicas son patentes: "tonbo" (2) 'libélula(s)' aparece tres veces, abriendo cada verso; "tobu" (3) 'vuela(n)' cuenta dos apariciones, ocupando el segundo lugar del primer verso y del tercero, respectivamente. Para reforzar la idea de que se sugieren innumerables libélulas, aparece en el segundo verso el adverbio "mo" (4) 'también': "tonbo no ue mo" (5) 'sobre las libélulas (hay) también...'.
El orden sintáctico de la frase japonesa, según el cual un elemento determinante precede siempre al determinado (por ejemplo: el adjetivo y la oración adjetiva o de relativo, delante del nombre al que afectan), desempeña asimismo su papel aquí, donde todo determina a "sora" (6) 'cielo', elemento léxico que aparece al final, como palabra de cierre. Se trata de un cielo en el que revuelan aún más libélulas, sobre aquellas primeras que vimos en el verso de entrada. Y advierto que acabo de usar la preposición española "sobre" en un doble sentido: numérico, y de situación espacial.
Horyu ha construido pues, para nuestra contemplación, un vasto espacio celeste surcado por esos simpáticos insectos voladores, que parece no tener fondo.
Fernando Rodríguez-Izquierdo y Gavala
Universidad de Sevilla
Universidad de Sevilla