Haibun en el llano (José Ángel Cebrián)
Publicado: 06 Ago 2017, 10:43
Contando con su permiso, subimos aquí un haibun de José Ángel Cebrián Martínez. Pertenece a su reciente libro "Haibun en el llano" (Editorial Uno/ Haibooks. Prol. Elías R.).
Los primeros pasos crujen cuando las sombras nacen, el campo escarchado chispea con los primeros apuntes de sol, la mayoría de las ramas se muestran deshojadas; dejo atrás el ruido metálico de la ciudad.
En la senda de siempre aguijo el paso para soltar el frío. Cruces y yerbas, reflejos y revuelos de pájaros, pasos y tropiezos, recuerdos y presentes; soy consciente de que miro para encontrar, pero no sé qué busco. Cojo alguna piedra, paso la mano fría sobre el tronco de un pino.
Cuando el tiempo y la distancia han cumplido, liquido el recorrido sin cansancio. Regreso a mi casa con la libretilla en blanco, menguado y decepcionado.
Ya en la cocina, desasido del espíritu, aparto la taza del café vacía de la mañana y alcanzo del platero un vaso para tomar un vino con algo suelto que encuentre en el frigo - es mi manera de apaciguar la pesadumbre -, y entonces, aun con el ánimo del estar en el siglo, al cortar el pan lo salpico de tierra, y con cuidado meticuloso me acerco las manos a la cara... ¡Huelen a campo!
sol de invierno, *
al partir el pan
la tierra en las manos.
*Título de un libro de haikus de la AGHA.
Los primeros pasos crujen cuando las sombras nacen, el campo escarchado chispea con los primeros apuntes de sol, la mayoría de las ramas se muestran deshojadas; dejo atrás el ruido metálico de la ciudad.
En la senda de siempre aguijo el paso para soltar el frío. Cruces y yerbas, reflejos y revuelos de pájaros, pasos y tropiezos, recuerdos y presentes; soy consciente de que miro para encontrar, pero no sé qué busco. Cojo alguna piedra, paso la mano fría sobre el tronco de un pino.
Cuando el tiempo y la distancia han cumplido, liquido el recorrido sin cansancio. Regreso a mi casa con la libretilla en blanco, menguado y decepcionado.
Ya en la cocina, desasido del espíritu, aparto la taza del café vacía de la mañana y alcanzo del platero un vaso para tomar un vino con algo suelto que encuentre en el frigo - es mi manera de apaciguar la pesadumbre -, y entonces, aun con el ánimo del estar en el siglo, al cortar el pan lo salpico de tierra, y con cuidado meticuloso me acerco las manos a la cara... ¡Huelen a campo!
sol de invierno, *
al partir el pan
la tierra en las manos.
*Título de un libro de haikus de la AGHA.